La Biblia en sus Tradiciones

Job 40,0; 6,1–14,22

RV

Y RESPONDIO Job y dijo:

Oh si pesasen al justo mi queja y mi tormento, Y se alzasen igualmente en balanza!

Porque pesaría aquél más que la arena del mar: Y por tanto mis palabras son cortadas.

Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Y terrores de Dios me combaten.

¿Acaso gime el asno montés junto á la hierba? ¿Muge el buey junto á su pasto?

¿Comeráse lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo?

Las cosas que mi alma no quería tocar, Por los dolores son mi comida.

Quién me diera que viniese mi petición, Y que Dios me otorgase lo que espero;

Y que pluguiera á Dios quebrantarme; Que soltara su mano, y me deshiciera!

10 Y sería aún mi consuelo, Si me asaltase con dolor sin dar más tregua, Que yo no he escondido las palabras del Santo.

11 ¿Cuál es mi fortaleza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para dilatar mi vida?

12 ¿Es mi fortaleza la de las piedras? ¿O mi carne, es de acero?

13 ¿No me ayudo cuanto puedo, Y el poder me falta del todo?

14 El atribulado es consolado de su compañero: Mas hase abandonado el temor del Omnipotente.

15 Mis hermanos han mentido cual arroyo: Pasáronse como corrientes impetuosas,

16 Que están escondidas por la helada, Y encubiertas con nieve;

17 Que al tiempo del calor son deshechas, Y en calentándose, desaparecen de su lugar;

18 Apártanse de la senda de su rumbo, Van menguando y piérdense.

19 Miraron los caminantes de Temán, Los caminantes de Saba esperaron en ellas:

20 Mas fueron avergonzados por su esperanza; Porque vinieron hasta ellas, y halláronse confusos.

21 Ahora ciertamente como ellas sois vosotros: Que habéis visto el tormento, y teméis.

22 ¿Os he dicho yo: Traedme, Y pagad por mí de vuestra hacienda;

23 Y libradme de la mano del opresor, Y redimidme del poder de los violentos?

24 Enseñadme, y yo callaré: Y hacedme entender en qué he errado.

25 Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Mas ¿qué reprende el que reprende de vosotros?

26 ¿Pensáis censurar palabras, Y los discursos de un desesperado, que son como el viento?

27 También os arrojáis sobre el huérfano, Y hacéis hoyo delante de vuestro amigo.

28 Ahora pues, si queréis, mirad en mí, Y ved si miento delante de vosotros.

29 Tornad ahora, y no haya iniquidad; Volved aún á considerar mi justicia en esto.

30 ¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir las cosas depravadas?

7,1 CIERTAMENTE tiempo limitado tiene el hombre sobre la tierra, Y sus días son como los días del jornalero.

7,2 Como el siervo anhela la sombra, Y como el jornalero espera el reposo de su trabajo:

7,3 Así poseo yo meses de vanidad, Y noches de trabajo me dieron por cuenta.

7,4 Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Y mide mi corazón la noche, Y estoy harto de devaneos hasta el alba.

7,5 Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo; Mi piel hendida y abominable.

7,6 Y mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, Y fenecieron sin esperanza.

7,7 Acuérdate que mi vida es viento, Y que mis ojos no volverán á ver el bien.

7,8 Los ojos de los que me ven, no me verán más: Tus ojos sobre mí, y dejaré de ser.

7,9 La nube se consume, y se va: Así el que desciende al sepulcro no subirá;

7,10 No tornará más á su casa, Ni su lugar le conocerá más.

7,11 Por tanto yo no reprimiré mi boca; Hablaré en la angustia de mi espíritu, Y quejaréme con la amargura de mi alma.

7,12 ¿Soy yo la mar, ó ballena, Que me pongas guarda?

7,13 Cuando digo: Mi cama me consolará, Mi cama atenuará mis quejas;

7,14 Entonces me quebrantarás con sueños, Y me turbarás con visiones.

7,15 Y así mi alma tuvo por mejor el ahogamiento, Y quiso la muerte más que mis huesos.

7,16 Aburríme: no he de vivir yo para siempre; Déjáme, pues que mis días son vanidad.

7,17 ¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y que pongas sobre él tu corazón,

7,18 Y lo visites todas las mañanas, Y todos los momentos lo pruebes?

7,19 ¿Hasta cuándo no me dejarás, Ni me soltarás hasta que trague mi saliva?

7,20 Pequé, ¿qué te haré, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me has puesto contrario á ti, Y que á mí mismo sea pesado?

7,21 ¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, Y si me buscares de mañana, ya no seré.

8,1 Y RESPONDIO Bildad Suhita, y dijo:

8,2 ¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, Y las palabras de tu boca serán como un viento fuerte?

8,3 ¿Acaso pervertirá Dios el derecho, O el Todopoderoso pervertirá la justicia?

8,4 Si tus hijos pecaron contra él, El los echó en el lugar de su pecado.

8,5 Si tú de mañana buscares á Dios, Y rogares al Todopoderoso;

8,6 Si fueres limpio y derecho, Cierto luego se despertará sobre ti, Y hará próspera la morada de tu justicia.

8,7 Y tu principio habrá sido pequeño, Y tu postrimería acrecerá en gran manera.

8,8 Porque pregunta ahora á la edad pasada, Y disponte para inquirir de sus padres de ellos;

8,9 Pues nosotros somos de ayer, y no sabemos, Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.

8,10 ¿No te enseñarán ellos, te dirán, Y de su corazón sacarán palabras?

8,11 ¿Crece el junco sin lodo? ¿Crece el prado sin agua?

8,12 Aun él en su verdor no será cortado, Y antes de toda hierba se secará.

8,13 Tales son los caminos de todos los que olvidan á Dios: Y la esperanza del impío perecerá:

8,14 Porque su esperanza será cortada, Y su confianza es casa de araña.

8,15 Apoyaráse él sobre su casa, mas no permanecerá en pie; Atendráse á ella, mas no se afirmará.

8,16 A manera de un árbol, está verde delante del sol, Y sus renuevos salen sobre su huerto;

8,17 Vanse entretejiendo sus raíces junto á una fuente, Y enlazándose hasta un lugar pedregoso.

8,18 Si le arrancaren de su lugar, Este negarále entonces, diciendo: Nunca te vi.

8,19 Ciertamente éste será el gozo de su camino; Y de la tierra de donde se traspusiere, nacerán otros.

8,20 He aquí, Dios no aborrece al perfecto, Ni toma la mano de los malignos.

8,21 Aun henchirá tu boca de risa, Y tus labios de júbilo.

8,22 Los que te aborrecen, serán vestidos de confusión; Y la habitación de los impíos perecerá.

9,1 Y RESPONDIO Job, y dijo:

9,2 Ciertamente yo conozco que es así: ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?

9,3 Si quisiere contender con él, No le podrá responder á una cosa de mil.

9,4 El es sabio de corazón, y poderoso en fortaleza, ¿Quién se endureció contra él, y quedó en paz?

9,5 Que arranca los montes con su furor, Y no conocen quién los trastornó:

9,6 Que remueve la tierra de su lugar, Y hace temblar sus columnas:

9,7 Que manda al sol, y no sale; Y sella las estrellas:

9,8 El que extiende solo los cielos, Y anda sobre las alturas de la mar:

9,9 El que hizo el Arcturo, y el Orión, y las Pléyadas, Y los lugares secretos del mediodía:

9,10 El que hace cosas grandes é incomprensibles, Y maravillosas, sin número.

9,11 He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; Y pasará, y no lo entenderé.

9,12 He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá, Qué haces?

9,13 Dios no tornará atrás su ira, Y debajo de él se encorvan los que ayudan á los soberbios.

9,14 ¿Cuánto menos le responderé yo, Y hablaré con él palabras estudiadas?

9,15 Que aunque fuese yo justo, no responderé; Antes habré de rogar á mi juez.

9,16 Que si yo le invocase, y él me respondiese, Aun no creeré que haya escuchado mi voz.

9,17 Porque me ha quebrado con tempestad, Y ha aumentado mis heridas sin causa.

9,18 No me ha concedido que tome mi aliento; Mas hame hartado de amarguras.

9,19 Si habláremos de su potencia, fuerte por cierto es; Si de juicio, ¿quién me emplazará?

9,20 Si yo me justificare, me condenará mi boca; Si me dijere perfecto, esto me hará inicuo.

9,21 Bien que yo fuese íntegro, no conozco mi alma: Reprocharé mi vida.

9,22 Una cosa resta que yo diga: Al perfecto y al impío él los consume.

9,23 Si azote mata de presto, Ríese de la prueba de los inocentes.

9,24 La tierra es entregada en manos de los impíos, Y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, ¿quién es? ¿dónde está?

9,25 Mis días han sido más ligeros que un correo; Huyeron, y no vieron el bien.

9,26 Pasaron cual navíos veloces: Como el águila que se arroja á la comida.

9,27 Si digo: Olvidaré mi queja, Dejaré mi aburrimiento, y esforzaréme:

9,28 Contúrbanme todos mis trabajos; Sé que no me darás por libre.

9,29 Yo soy impío, ¿Para qué trabajaré en vano?

9,30 Aunque me lave con aguas de nieve, Y limpie mis manos con la misma limpieza,

9,31 Aun me hundirás en el hoyo, Y mis propios vestidos me abominarán.

9,32 Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, Y vengamos juntamente á juicio.

9,33 No hay entre nosotros árbitro Que ponga su mano sobre nosotros ambos.

9,34 Quite de sobre mí su vara, Y su terror no me espante.

9,35 Entonces hablaré, y no le temeré: Porque así no estoy en mí mismo.

10,1 ESTA mi alma aburrida de mi vida: Daré yo suelta á mi queja sobre mí, Hablaré con amargura de mi alma.

10,2 Diré á Dios: no me condenes; Hazme entender por qué pleiteas conmigo.

10,3 ¿Parécete bien que oprimas, Que deseches la obra de tus manos, Y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?

10,4 ¿Tienes tú ojos de carne? ¿Ves tú como ve el hombre?

10,5 ¿Son tus días como los días del hombre, O tus años como los tiempos humanos,

10,6 Para que inquieras mi iniquidad, Y busques mi pecado,

10,7 Sobre saber tú que no soy impío, Y que no hay quien de tu mano libre?

10,8 Tus manos me formaron y me compusieron Todo en contorno: ¿y así me deshaces?

10,9 Acuérdate ahora que como á lodo me diste forma: ¿Y en polvo me has de tornar?

10,10 ¿No me fundiste como leche, Y como un queso me cuajaste?

10,11 Vestísteme de piel y carne, Y cubrísteme de huesos y nervios.

10,12 Vida y misericordia me concediste, Y tu visitación guardó mi espíritu.

10,13 Y estas cosas tienes guardadas en tu corazón; Yo sé que esto está cerca de ti.

10,14 Si pequé, tú me has observado, Y no me limpias de mi iniquidad.

10,15 Si fuere malo, ­ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, Estando harto de deshonra, Y de verme afligido.

10,16 Y subirá de punto, pues me cazas como á león, Y tornas á hacer en mí maravillas.

10,17 Renuevas contra mí tus plagas, Y aumentas conmigo tu furor, Remudándose sobre mí ejércitos.

10,18 ¿Por qué me sacaste de la matriz? Habría yo espirado, y no me vieran ojos.

10,19 Fuera, como si nunca hubiera sido, Llevado desde el vientre á la sepultura.

10,20 ¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me conforte un poco.

10,21 Antes que vaya para no volver, A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;

10,22 Tierra de oscuridad, lóbrega Como sombra de muerte, sin orden, Y que aparece como la oscuridad misma.

11,1 Y RESPONDIO Sophar Naamathita, y dijo:

11,2 ¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre parlero será justificado?

11,3 ¿Harán tus falacias callar á los hombres? ¿Y harás escarnio, y no habrá quien te avergüence?

11,4 Tú dices: Mi conversar es puro, Y yo soy limpio delante de tus ojos.

11,5 Mas ­oh quién diera que Dios hablara, Y abriera sus labios contigo,

11,6 Y que te declarara los arcanos de la sabiduría, Que son de doble valor que la hacienda! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos que tu iniquidad merece.

11,7 ¿Alcanzarás tú el rastro de Dios? ¿Llegarás tú á la perfección del Todopoderoso?

11,8 Es más alto que los cielos: ¿qué harás? Es más profundo que el infierno: ¿cómo lo conocerás?

11,9 Su dimensión es más larga que la tierra, Y más ancha que la mar.

11,10 Si cortare, ó encerrare, O juntare, ¿quién podrá contrarrestarle?

11,11 Porque él conoce á los hombres vanos: Ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso?

11,12 El hombre vano se hará entendido, Aunque nazca como el pollino del asno montés.

11,13 Si tú apercibieres tu corazón, Y extendieres á él tus manos;

11,14 Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, Y no consintieres que more maldad en tus habitaciones;

11,15 Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, Y serás fuerte y no temerás:

11,16 Y olvidarás tu trabajo, O te acordarás de él como de aguas que pasaron:

11,17 Y en mitad de la siesta se levantará bonanza; Resplandecerás, y serás como la mañana:

11,18 Y confiarás, que habrá esperanza; Y cavarás, y dormirás seguro:

11,19 Y te acostarás, y no habrá quien te espante: Y muchos te rogarán.

11,20 Mas los ojos de los malos se consumirán, Y no tendrán refugio; Y su esperanza será agonía del alma.

12,1 Y RESPONDIO Job, y dijo:

12,2 Ciertamente que vosotros sois el pueblo; Y con vosotros morirá la sabiduría.

12,3 También tengo yo seso como vosotros; No soy yo menos que vosotros: ¿Y quién habrá que no pueda decir otro tanto?

12,4 Yo soy uno de quien su amigo se mofa, Que invoca á Dios, y él le responde: Con todo, el justo y perfecto es escarnecido.

12,5 Aquel cuyos pies van á resbalar, Es como una lámpara despreciada de aquel que está á sus anchuras.

12,6 Prosperan las tiendas de los ladrones, Y los que provocan á Dios viven seguros; En cuyas manos él ha puesto cuanto tienen.

12,7 Y en efecto, pregunta ahora á las bestias, que ellas te enseñarán; Y á las aves de los cielos, que ellas te lo mostrarán;

12,8 O habla á la tierra, que ella te enseñará; Los peces de la mar te lo declararán también.

12,9 ¿Qué cosa de todas estas no entiende Que la mano de Jehová la hizo?

12,10 En su mano está el alma de todo viviente, Y el espíritu de toda carne humana.

12,11 Ciertamente el oído distingue las palabras, Y el paladar gusta las viandas.

12,12 En los viejos está la ciencia, Y en la larga edad la inteligencia.

12,13 Con Dios está la sabiduría y la fortaleza; Suyo es el consejo y la inteligencia.

12,14 He aquí, él derribará, y no será edificado: Encerrará al hombre, y no habrá quien le abra.

12,15 He aquí, el detendrá las aguas, y se secarán; El las enviará, y destruirán la tierra.

12,16 Con él está la fortaleza y la existencia; Suyo es el que yerra, y el que hace errar.

12,17 El hace andar á los consejeros desnudos de consejo, Y hace enloquecer á los jueces.

12,18 El suelta la atadura de los tiranos, Y ata el cinto á sus lomos.

12,19 El lleva despojados á los príncipes, Y trastorna á los poderosos.

12,20 El impide el labio á los que dicen verdad, Y quita á los ancianos el consejo.

12,21 El derrama menosprecio sobre los príncipes, Y enflaquece la fuerza de los esforzados.

12,22 El descubre las profundidades de las tinieblas, Y saca á luz la sombra de muerte.

12,23 El multiplica las gentes, y él las destruye: El esparce las gentes, y las torna á recoger.

12,24 El quita el seso de las cabezas del pueblo de la tierra, Y háceles que se pierdan vagueando sin camino:

12,25 Van á tientas como en tinieblas y sin luz, Y los hace errar como borrachos.

13,1 HE AQUI que todas estas cosas han visto mis ojos, Y oído y entendido de por sí mis oídos.

13,2 Como vosotros lo sabéis, lo sé yo; No soy menos que vosotros.

13,3 Mas yo hablaría con el Todopoderoso, Y querría razonar con Dios.

13,4 Que ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; Sois todos vosotros médicos nulos.

13,5 Ojalá callarais del todo, Porque os fuera sabiduría.

13,6 Oid ahora mi razonamiento, Y estad atentos á los argumentos de mis labios.

13,7 ¿Habéis de hablar iniquidad por Dios? ¿Habéis de hablar por él engaño?

13,8 ¿Habéis de hacer acepción de su persona? ¿Habéis de pleitear vosotros por Dios?

13,9 ¿Sería bueno que él os escudriñase? ¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre?

13,10 El os reprochará de seguro, Si solapadamente hacéis acepción de personas.

13,11 De cierto su alteza os había de espantar, Y su pavor había de caer sobre vosotros.

13,12 Vuestras memorias serán comparadas á la ceniza, Y vuestros cuerpos como cuerpos de lodo.

13,13 Escuchadme, y hablaré yo, Y véngame después lo que viniere.

13,14 ¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, Y pondré mi alma en mi mano?

13,15 He aquí, aunque me matare, en él esperaré; Empero defenderé delante de él mis caminos.

13,16 Y él mismo me será salud, Porque no entrará en su presencia el hipócrita.

13,17 Oid con atención mi razonamiento, Y mi denunciación con vuestros oídos.

13,18 He aquí ahora, si yo me apercibiere á juicio, Sé que seré justificado.

13,19 ¿Quién es el que pleiteará conmigo? Porque si ahora yo callara, fenecería.

13,20 A lo menos dos cosas no hagas conmigo; Entonces no me esconderé de tu rostro:

13,21 Aparta de mí tu mano, Y no me asombre tu terror.

13,22 Llama luego, y yo responderé; O yo hablaré, y respóndeme tú.

13,23 ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi prevaricación y mi pecado.

13,24 ¿Por qué escondes tu rostro, Y me cuentas por tu enemigo?

13,25 ¿A la hoja arrebatada has de quebrantar? ¿Y á una arista seca has de perseguir?

13,26 ¿Por qué escribes contra mí amarguras, Y me haces cargo de los pecados de mi mocedad?

13,27 Pones además mis pies en el cepo, y guardas todos mis caminos, Imprimiéndolo á las raíces de mis pies.

13,28 Y el cuerpo mío se va gastando como de carcoma, Como vestido que se come de polilla.

14,1 EL HOMBRE nacido de mujer, Corto de días, y harto de sinsabores:

14,2 Que sale como una flor y es cortado; Y huye como la sombra, y no permanece.

14,3 ¿Y sobre éste abres tus ojos, Y me traes á juicio contigo?

14,4 ¿Quién hará limpio de inmundo? Nadie.

14,5 Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti: Tú le pusiste términos, de los cuales no pasará.

14,6 Si tú lo dejares, él dejará de ser: Entre tanto deseará, como el jornalero, su día.

14,7 Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñecerá aún, Y sus renuevos no faltarán.

14,8 Si se envejeciere en la tierra su raíz, Y su tronco fuere muerto en el polvo,

14,9 Al percibir el agua reverdecerá, Y hará copa como planta.

14,10 Mas el hombre morirá, y será cortado; Y perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?

14,11 Las aguas de la mar se fueron, Y agotóse el río, secóse.

14,12 Así el hombre yace, y no se tornará á levantar: Hasta que no haya cielo no despertarán, Ni se levantarán de su sueño.

14,13 Oh quién me diera que me escondieses en el sepulcro, Que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, Que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!

14,14 Si el hombre muriere, ¿volverá á vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi mutación.

14,15 Aficionado á la obra de tus manos, Llamarás, y yo te responderé.

14,16 Pues ahora me cuentas los pasos, Y no das tregua á mi pecado.

14,17 Tienes sellada en saco mi prevaricación, Y coacervas mi iniquidad.

14,18 Y ciertamente el monte que cae se deshace, Y las peñas son traspasadas de su lugar;

14,19 Las piedras son desgastadas con el agua impetuosa, Que se lleva el polvo de la tierra: de tal manera haces tú perecer la esperanza del hombre.

14,20 Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; Demudarás su rostro, y enviaráslo.

14,21 Sus hijos serán honrados, y él no lo sabrá; O serán humillados, y no entenderá de ellos.

14,22 Mas su carne sobre él se dolerá, Y entristecerse ha en él su alma.